Brothers and Sisters in Christ,
The Easter sequence reads that “Death and life have contended in that combat stupendous: The Prince of life, who died, reigns immortal... Christ my hope is arisen…Christ indeed from death is risen, our new life obtaining.” And this is what we celebrate at Easter: The victory of Life over death, of light over darkness, and of grace over sin.
We spent six weeks of Lent getting ready for Easter and then we will spend seven weeks of the Easter Season celebrating the mystery of the Risen Christ. It is a joyous celebration. It is a hope-filled celebration.
Jesus is risen and dies no more. He has opened the door to a new life, one that no longer knows illness and death. Easter is a feast which gives us hope and encouragement in this world of pain, sorrows and tears. The resurrection of the dead our hope for eternal life is a share in Christ’s victory over death.
Although, Christ our Light has defeated the ultimate effects of darkness, we must still do our part to dispel “the present darkness” in us and around us: the darkness of division, hatred, anger, lies, illness, despair, rejection, fear, loneliness, addiction, etc.
We are called to confront this darkness, not alone, but with the power of the risen Christ. The Resurrection of Christ is our hope to break free from whatever is depriving us from true peace and joy and preventing us from having life in abondance. Christ’s Resurrection entirely transforms our human experience. Sin, suffering, the cross, and death have no longer the last word. No matter the darkness around us, and the pain in our lives, if we live in Christ, we will rise to new life in Christ. We will share in His Resurrection and His victory.
May we experience in our life the joy of Easter. Enough of sadness. Enough of troubles. Enough of illness. Enough of stress. Enough of worries. Let the joy of the Resurrection mingle with our tears, our concerns, our pain so that in our life we may know Easter joy.
Filled with joy, may we live each morning as a great new dawn, a great new victory, a great new invitation to encounter the risen Christ.
Blessed Easter!
Fr. Robain Lamba
Pastor
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Hermanos y hermanas en Cristo,
La secuencia de Pascua dice que “Lucharon la vida y la muerte
en una singular batalla, y muerta la vida, se levantó triunfante ya que es inmortal.”
Y esto es lo que celebramos en la Pascua: la victoria de la vida sobre la muerte, de la luz sobre las tinieblas y de la gracia sobre el pecado.
Pasamos seis semanas de Cuaresma preparándonos para la Pascua y luego pasaremos siete semanas del Tiempo Pascual celebrando el misterio de Cristo resucitado. Es una celebración de mucha alegría. Es una celebración llena de esperanza.
Jesús ha resucitado y ya no muere. Ha abierto la puerta a una nueva vida, una que ya no conoce la enfermedad ni la muerte. La Pascua es una fiesta que nos da esperanza y aliento en este mundo de dolor, tristeza y lágrimas. La resurrección de los muertos, nuestra esperanza de vida eterna, es una participación en la victoria de Cristo sobre la muerte.
Aunque Cristo, nuestra Luz, ha derrotado los efectos finales de las tinieblas , aún debemos hacer nuestra parte para disipar “las tinieblas presentes” en nosotros y a nuestro alrededor: las tinieblas de la división, el odio, la ira, la mentira, la enfermedad, la desesperación, el rechazo, el miedo, la soledad, la adicción, etc.
Estamos llamados a enfrentar estas tinieblas no solos, sino con el poder de Cristo resucitado. La Resurrección de Cristo es nuestra esperanza de liberarnos de todo lo que nos priva de la verdadera paz y la alegría y nos impide tener vida en abundancia. La resurrección de Cristo transforma por completo nuestra experiencia humana. El pecado, el sufrimiento, la cruz y la muerte ya no tienen la última palabra. No importa las tinieblas que nos rodea y el dolor en nuestras vidas, si vivimos en Cristo, resucitaremos a una nueva vida en Cristo. Compartiremos Su resurrección y Su victoria.
Que experimentemos en nuestra vida la alegría de la Pascua. Basta ya de tristeza. Basta de problemas. Basta ya de enfermedad. Basta ya de estrés. Basta de preocupaciones. Que la alegría de la Resurrección se mezcle con nuestras lágrimas, nuestras preocupaciones, nuestro dolor para que en nuestra vida conozcamos la alegría pascual.
Llenos de alegría, que vivamos cada mañana como un gran nuevo amanecer, una gran nueva victoria, una gran nueva invitación al encuentro con Cristo resucitado.
¡Felices Pascuas!
Padre Robain